Emilio Esteban edita el libro: Prosas de pan

Aniano Gago (1953) estudió Bachillerato en Zamora, ciudad que siempre tiene como referente de los tiempos de su niñez y juventud. A los once años salió de su localidad natal, Cañizo, de la Tierra de Campos zamorana, la que siempre le ha servido de estímulo para escribir buena parte de sus trabajos. Aniano Gago es gran conocedor y defensor del mundo rural, el que describe con profundidad en  Prosas de pan. Sus artículos y sus relatos tienen a Cañizo y al mundo del campo, hombres y paisajes, como inspiración permanente.

Estas palabras con sabor al trigo de estas tierras son el camino de vuelta al trabajo de más de veinte años de prosas de Aniano. Son textos que tienen miga pero sobre todo tienen alma. Nos la deja ver cuando pone en palabras sus recuerdos de la niñez, sus paisajes de campos de tierra o esos titulares que dejan de ser el nombre de las noticias para ser una exigencia de verdad, de justicia o de decencia.

Los juegos

Para mi la calle era la vida. Me gustaba jugar en La Ribera, o en la Plazoleta de Arriba, o en Cantarranas, o en las Bodegas. El mayor gozo era el indoveo, que consistía en que alguien, el que pagaba, al inicio según la suerte, buscaba al resto de la pandilla por todo el pueblo, de calle en calle, para descubrir a uno.

No valía meterse en las casas, ni emplear malas artes; por lo demás, todo. “Al indoveo, que bien te veo, para echar a correr”, decíamos. Con estas palabras, el que perdía, el que pagaba, emprendía una larga y paciente marcha para encontrar a los que no pagaban. Al primero que viera, pagaría. No era fácil dar con alguien que se descuidara y fuera visto de cuerpo entero, entre tantos recovecos, entre tantas puertas traseras y entre los tractores y los remolques aparcados en las calles. Era vital la ayuda de algún vecino soplón,...